¿Cuáles son los métodos de desinfección más habituales?
La desinfección de superficies en entornos sanitarios y domiciliarios constituye un importante papel en el control de infecciones. Como sabemos, la desinfección consiste en la reducción del número de microorganismos viables en una superficie. En ese sentido, las sustancias desinfectantes permiten reducir la contaminación microbiana de modo eficaz . Es crucial comprender cómo se estructuran los diferentes microorganismos (los que queremos inactivar) y conocer las instrucciones de uso de cada producto para garantizar la eficacia del proceso de desinfección.
Los métodos tradicionales para la eliminación/inactivación de microorganismos se basan en principios térmicos, mecánicos o químicos.
Las recientes tecnologías para la limpieza (p. ej., hielo seco) o desinfección (p. ej., radiación UV) tienen un elevado potencial en muchos sectores industriales, incluida la ingeniería alimentaria y el procesamiento de materiales de envasado.
Hay que tener en consideración que los microorganismos pueden presentar resistencia a los germicidas químicos y a los procesos de sanitización. Por ejemplo, las esporas son resistentes a los desinfectantes, mientras la membrana externa presente en algunas bacterias (gran-negativas) impide la absorción de estas sustancias. Además, los factores físicos y químicos también influyen en los procedimientos de desinfección (como es el caso de la temperatura, pH, humedad relativa y dureza del agua).
En este artículo, vamos a enfocarnos en la descripción global de métodos de desinfección, que se basan en principios físicos o químicos. En particular, destacamos el dióxido de cloro como un poderoso desinfectante y os damos a conocer los productos disponibles en el mercado para ese efecto (marca Cloon): Sticks, Discos y Tarjetas.
Métodos físicos y químicos de desinfección
En general, se utilizan dos métodos de desinfección: químico y físico.
Métodos físicos
Los métodos físicos de desinfección incluyen el calor húmedo/seco, filtración, ozonización, radiación ultravioleta (UV), fotocatálisis, plasma frío, descargas eléctricas y electroporación en un campo eléctrico.
Es importante tener en cuenta que los métodos de filtración no son considerados “biocidas”, ya que su principio de acción permite la eliminación de la contaminación microbiana de líquidos y gases (y no de su inactivación).
Por ejemplo, los procesos basados en el calor (temperaturas altas) son algunas de las técnicas de desinfección más eficientes y utilizadas con frecuencia en distintas aplicaciones; es el caso de la pasteurización para el tratamiento de alimentos sólidos y líquidos (como la leche). Es relevante considerar que el uso del hielo seco, y de los ultrasonidos, están direccionados principalmente para la limpieza de superficies.
Los métodos basados en radiación no ionizante (por ejemplo, los rayos UV de baja energía) también se consideran desinfectantes. Por otro lado, el tratamiento con plasma combina efectos de limpieza y desinfección debido a su mecanismo de acción.
Estos métodos de desinfección presentan una demanda energética reducida, así como una alta eficiencia y reducción de residuos producidos. A pesar de sus ventajas, la implementación de estas técnicas es, todavía, limitada en la industria alimentaria; esto se debe al facto de que esta metodología (uso de agentes físicos) presenta menor eficacia frente a esporas bacterianas altamente resistentes.
Métodos químicos
Los métodos químicos, por supuesto, están asociados a agentes químicos. Estas sustancias tienen actividad antiséptica, desinfectante o conservante. Además, son caracterizadas por diferencias significativas en términos de estructura, características y espectro de acción.
Un desinfectante efectivo debe tener una actividad antiviral y antibacteriana significativa dentro de un tiempo de contacto bajo. No obstante, la naturaleza de un biocida por sí solo no es suficiente (p. ej., toxicidad, corrosividad); su eficacia también depende de las condiciones de uso (equipo, patógeno objetivo y nivel de contaminación microbiana).
Podemos considerar diferentes desinfectantes químicos disponibles en el mercado, como es el caso del alcohol, cloro y compuestos de cloro (como es el caso del dióxido de cloro), formaldehído, ozono, glutaraldehído, peróxido de hidrógeno, peróxido de hidrógeno, entre otros.
Históricamente, el agente químico más utilizado es el cloro. Los biocidas a base de cloro representan otra clase de desinfectantes efectivos contra una amplia gama de bacterias y virus. En los últimos años, el dióxido de cloro surgió como un desinfectante y biocida popular que ha ayudado mucho a la medicina. Su uso es crucial en instalaciones públicas de tratamiento de aguas. Este compuesto oxida la materia orgánica y reduce la actividad antimicrobiana. De acuerdo con un estudio reciente, el dióxido de cloro inhibió significativamente la supervivencia de una bacteria (Salmonella) en el agua de lavado y en los mangos. Además, esta sustancia contribuye para la desinfección del medio ambiente. Otra aplicación interesante son los enjuagues bucales y otros productos dentales, donde este compuesto biocida oxidante trata el mal aliento.
Algunas de sus principales ventajas son los precios bajos y amplia disponibilidad y buen espectro microbicida. Por otro lado, estos compuestos pueden ser corrosivos e irritantes en altas concentraciones.
Técnicas para desinfectar y procedimiento de desinfección
Es importante discernir “limpieza” de “desinfección”. El primer término consiste en eliminar los contaminantes de una superficie mientras la desinfección se trata de matar patógenos. Primero, limpie el espacio con agua jabonosa (o un aerosol de limpieza) y una toalla de mano. Después, aplique un desinfectante apropiado para la superficie.
Como hemos visto, hay varios parámetros que influyen en la eficacia de la desinfección:
- La resistencia del microorganismo objetivo a la desinfección;
las características de la superficie (tipo de textura, presencia de materia orgánica, entre otros); - La composición del desinfectante (ingredientes y concentración);
- El protocolo de desinfección, como la limpieza previa, el modo de aplicación del producto y el tiempo de exposición. La selección adecuada del biocida y del protocolo son factores cruciales en la eficacia de la desinfección.
En líneas generales, hay que identificar el producto desinfectante, leer la etiqueta correspondiente y comprobar si es eficaz para nuestro objetivo de desinfección. En lugar de usar una toalla de papel o de trapo, considere utilizar paños de microfibra codificados por colores que tengan la capacidad de recoger gérmenes.
Siga siempre las instrucciones de la etiqueta de los productos de limpieza y desinfección para garantizar un uso seguro y eficaz. En ese sentido, es recomendable tener en cuenta el siguiente procedimiento:
- El primer punto es asegurar una ventilación adecuada mientras usa cualquier desinfectante (por ejemplo, abra las puertas y ventanas y encienda los ventiladores para ayudar a mejorar el flujo de aire);
- Seguir siempre las instrucciones de la etiqueta para saber cómo usar el producto;
- Usar solo la cantidad recomendada;
- Sí está indicado diluirlo con agua, use agua a temperatura ambiente (a menos que se indique lo contrario en la etiqueta).
- Debe usar un equipo de protección personal como guantes, gafas protectoras o anteojos, según las instrucciones de la etiqueta del producto;
- Limpiar las superficies visiblemente sucias con limpiadores domésticos que contengan jabón o detergente antes de desinfectar (en el caso de que el producto desinfectante no contenga un agente de limpieza);
- Desinfectar las áreas que puedan tener sangre, heces o fluidos corporales;
- Algunos fabricantes recomiendan que la superficie se mantenga húmeda por un periodo de tiempo (consulte el “tiempo de contacto” en la etiqueta del producto);
- Dejar actuar el desinfectante el tiempo recomendable.
Después de desinfectar, asegúrese de lavarse las manos inmediatamente después de quitarse los guantes, con agua y jabón durante 20 segundos. En alternativa, si éstas no están visiblemente sucias, puede aplicar un desinfectante que contenga al menos un 60% de alcohol. Guarde y use productos químicos fuera del alcance de los niños y las mascotas. Algunos productos de limpieza y desinfección pueden desencadenar asma, tenga especial cuidado en esa situación.
En particular, el dióxido de cloro es un oxidante fuerte (2,6 veces superior al del cloro) que puede usarse para controlar el hierro, el manganeso y compuestos causantes de sabor y olor. Además, es un excelente desinfectante reconocido en muchos países europeos, por su elevada solubilidad en agua.
En este sentido, la empresa Cloon desarrolló varios productos de desinfección cuyo ingrediente principal es el dióxido de cloro. Destacamos el Stick, el disco difusor y la tarjeta de sanitización. Este material es considerado seguro para conservación y desinfección de alimentos, industria farmacéutica, hospitales, entornos públicos, entre otras aplicaciones.
Es importante tener en cuenta que este compuesto es altamente soluble en agua (particularmente a bajas temperaturas), y es efectivo en un amplio rango de valores de pH (pH 5-10). En ese sentido, estos datos deben ser aplicados a la hora de desinfectar una superficie para inactivación de microorganismos.
En comparación con otros biocidas, el dióxido de cloro tiene un amplio efecto y una rápida acción en la eliminación de patógenos, incluidos virus, bacterias, esporas, algas y hongos. Permite una desinfección óptima, incluso en zonas alejadas del punto de aplicación, con tiempos de contacto reducidos. En este sentido, se incluyen los productos desinfectantes de aire de Cloon, como el Stick, disco y tarjeta.